Fernández | 24-02-2020

La vidala en tiempos de carnaval, una tradición que busca mantenerse viva



Beto Mansilla referente de la música y la lengua ancestral, mantiene en lo alto la bandera y cuenta sobre la vidala y su lucha por mantener vivo el espíritu ancestral del carnaval en estas tierras.



El carnaval, una celebración que culmina con el Miércoles de Ceniza en el inicio de la Cuaresma Cristiana. En sus inicios, probablemente con un cierto sentido del pudor propio de la religión, el Carnaval era un desfile en que los participantes vestían disfraces y usaban máscaras. Sin embargo, la costumbre fue transformando la celebración hasta su forma actual.

En el norte Argentino la vidala es parte de los carnavales y es el espíritu de esta celebración. Norberto “Beto” Mansilla, músico de la Ciudad de Fernández mantiene en lo alto la bandera de la Vidala y su grupo “La Greda” es uno de los pocos que la incluyen en su repertorio.

En entrevista exclusiva con este medio, Mansilla cuenta la historia de porque se canta la vidala en este tiempo, “cantamos la vidala porque la hemos heredado, es una música única ancestral, más allá que la chacarera representa a Santiago pero es más contemporánea y la vidala tiene un significado muy profundo para el santiagueño, sobre todo del interior”.


“Había que sentirla para cantarla, hoy creo que es una urgencia porque es una de las melodías ancestrales que se va perdiendo y no queremos que suceda eso porque es una música muy rica en su melodía, en su temática. Canta al amor, al dolor, a la fiesta, al encuentro, al amor perdido, al amor encontrado, es muy profunda en todos los aspectos. La cantaba el hachero cuando se iba lejos dejando a su familia y queremos rescatar todo eso, nos interesa mucho como artistas que la canten los músicos famosos, nosotros la vivimos cantando, que ellos lo hagan hace que se fortalezca el trabajo que uno viene haciendo y saliendo un poco de lo comercial” cuenta el músico Fernandense.

“Cuentan que la vidala antiguamente en el mes de noviembre junto con el canto del Kakuy y el Crespín, se la empezaba a cantar. Sacaban las cajas en noviembre, seguían con la vidala para las fiestas de navidad y año nuevo. Continuaban en enero y terminaban con los carnavales que es cuando muchos volvían a su tierra y era un placer cantar vidalas a las siestas para las trincheas. En plena jugada de carnaval con agua y serpentina. A las cajas se las guardaba con el miércoles de ceniza y se respetaba la tradición de no volver a tocarla hasta noviembre. Muchos vidaleros había en cada pueblo, nosotros tenemos el encuentro de vidaleros en Julio, pero tenemos que cantarla siempre para que no se pierda. Explica Beto Mansilla.

“Somos una provincia de desarraigo, que está constantemente emigrando y la vidala significaba eso; un hondo sentir cuando la escuchaban. En nosotros ha despertado esta cuestión cuando la hemos cantado en un lugar donde no la conocían y veíamos los ojos brillar llenos de lagrimas en la gente que no sabía explicar el sentimiento que despertaba en ellos la vidala, entonces creo que está en los genes, esta en la sangre esa melodía tan profunda y que podemos ver en canciones de siglos que nombran a la vidala”.





Comentá esta nota: