Nacionales | 18-01-2021 — 13:49:33

Se cumplió un año del horrendo crimen de Fernando Báez Sosa



A un año de que Fernando perdiera la vida en manos de un grupo de rugbiers asesinos, sus padres dialogaron con los medios.



El domingo 18 de enero de 2020 una noticia trágica ensombrecía a la sociedad argentina. Un muchacho de dieciocho años que había concurrido a un boliche de la ciudad de Villa Gessell moría demolido a golpes por una patota de rugbiers de Zárate que, tras dejarlo inconsciente en el piso de la vereda adonde los patovicas les habían trasladado, aplicaron puntapiés en su cabeza para terminar la obra macabra iniciada en el interior del local. Sabido es que muchos son los conflictos que concluyen en el afuera lo que inicia adentro. En este caso, lo llamativo fue la saña con que los Varios cargaron sobre un Uno hasta dejarlo muerto. “Caducó” fue la palabra con que Lucas Pertossi avisó a sus cómplices criminales del desenlace mortal de su barbarie. Esa palabra es llamativa. Caducos se les llama a los restos de placenta y otros materiales orgánicos que tras el nacimiento se arrojan sin más. Es un término técnico, académico que demuestra el nivel cultural de quienes acababan de perpetrar un crimen atroz en plena avenida gesselina y frente a las cámaras de varios celulares que registraban los pormenores del crimen. Lo cual atestigua que la presencia de las cámaras no siempre disuade el acto criminal, en el caso de la violencia desenfrenada el punto de vista psicoanalítico señala que, lejos de disuadir, el registro fílmico acentúa la furia homicida, dado que el goce inconsciente en juego es el de la mirada: el despliegue insensato de la omnipotencia ante quien quiera y soporte mirar. Lo que siguió ya se sabe, fotos del grupo de rugbiers homicidas sonrientes tras el hecho brindando todos juntos y la maniobra, vil, perversa y aberrante de acusar a otro joven –un remero- oriundo de Zarate por la comisión del crimen.

Fuente: Página12


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