General | 02-12-2010

El que nunca faltó al colegio



Jesús es cordobés, tiene 17 años y debía caminar tres kilómetros para llegar a clases. Esta semana se recibe y aún no sabe si podrá estudiar una carrera universitaria. No tiene computadora, ni e-mail ni cuenta en redes sociales



Su nombre es Eduardo Jesús Ortiz, tiene 17 años y jamás se ausentó del colegio. Fueron 12 años los que cursó. De acuerdo con los registros, Eduardo asistió a todas las clases de la primaria y a todas las de la secundaria. Esta semana se recibirá con asistencia perfecta, algo que enorgullece a su madre, a sus hermanos y a sus profesores.

“Nunca me propuse tener asistencia perfecta, lo que pasa es que me gusta venir a la escuela, no me siento encerrado y he tenido buena salud”, contó al diario cordobés La Voz del Interior este joven que, quizá sorprendentemente, disfruta de estudiar.

Jesús, lo conocen más por sus segundo nombre, concurrió a un colegio de San Javier-Yacanto, a 15 kilómetros de Villa Dolores. Allí, este año no sólo representa al "Sarmiento" del curso, sino que consiguió ser escolta por su buen promedio.

Si bien tuvo algunas razones para quedarse en casa, porque debía ayudar a su madre con todo lo que pudiese dado que su padre los abandonó cuando él tenía 3 años y jamás regresó, Jesús apostó por la educación y se encargó de todo.

“A mi papá no lo vi más desde entonces, no me acuerdo de él, y mi mamá nos crió ella sola a los tres”, cuenta, y además asegura que junto a sus dos hermanos creció gracias al sueldo de empleada doméstica de su madre y a la granja familiar, donde trabaja. “Tenemos chanchos, gallinas y ovejas, cuando faltó carne siempre tuvimos algo para carnear. Mi mamá también tiene una huertita con verduras, en eso trabajamos a la tarde”, relata el adolescente a La Voz.

No sólo eran económicos los obstáculos que encontraba Jesús para lograr su cometido, la distancia tampoco lo ayudaba. A lo largo de sus años de primaria debió caminar tres kilómetros de ida y tres de vuelta para asistir a clases en la Escuela Manuela de Terzaga, de La Población. Durante la secundaria iba en la bicicleta que le pedía a su tío, hasta que le regalaron una.

“El mérito de Jesús no sólo está en su asistencia perfecta, además es un alumno aplicado, atento. Y lo más importante es que quiere seguir estudiando, algo que aquí no es tan común”, destaca uno de sus docentes al diario cordobés.

Si bien quiere comenzar con sus estudios universitarios, sabe que los costos no son los mismos y no está seguro de poder lograrlo: “Me gusta mucho la matemática, yo querría estudiar algo relacionado con eso, pero no sé si voy a poder, por la cuestión del dinero”.




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