Internacionales | 29-12-2010

Evo simuló una "trama terrorista" para culpar a la oposición



Más cables del departamento de Estado fueron publicados por el diario El País. En este caso, los Estados Unidos llegaron a sospechar que los servicios de inteligencia habían preparado un falso complot para matar a Evo Morales y culpar a la oposición



En la madrugada del 16 de abril de 2009, un comando de élite de la policía boliviana irrumpió en el hotel Las Américas de Santa Cruz, capital del Oriente del país. Tiempo después, cadáveres semidesnudos de tres hombres aparecieron tiroteados en sus habitaciones.

Sus nombres eran, Eduardo Rózsa Flores de origen húngaro-boliviano; Árpad Magyarosi, húngaro, y Michael Dwyer, irlandés. El comando dejó otros dos sobrevivientes: Mario Tadic, boliviano de origen croata, y Elod Toaso, húngaro.

El Gobierno sostiene que los cinco extranjeros eran terroristas contratados por los dirigentes opositores de Santa Cruz para impulsar una rebelión armada y asesinar al presidente, Evo Morales.

Sin embargo, un testigo cercano al caso confía a la Embajada de los EEUU una versión muy diferente: los mercenarios, afirma este testigo, fueron contratados en realidad por los servicios de inteligencia para montar una falsa trama terrorista y justificar la persecución desatada después contra los dirigentes de Santa Cruz, bastión opositor al Gobierno.

Este relato está plasmado en un cable de mayo de 2009, donde también se devela, que los mismos servicios secretos fueron los que liquidaron a Rósza, Magyarosi y Dwyer para borrar pistas y luego sembraron pruebas falsas.

Los otros dos, Tadic y Toaso, pudieron salvarse al no conocer el origen del plan y porque además, los utilizarían como testigos para continuar con la farsa.

De todas formas, ambos fueron torturados, como así lo constatan los diplomáticos estadounidenses en fotografías brindadas por el testigo, que muestran a los dos hombres "ensangrentados, con dientes perdidos, costillas rotas, moratones y laceraciones provocadas por cortes de cuchillo".

La embajada asegura que no tiene forma de comprobar la versión, pero añade que la fuente es un personaje bien situado y con una trayectoria solvente. Este testimonio, refuerza la hipótesis sostenida tanto por la oposición boliviana, como por algunas investigaciones periodísticas.

La teoría insiste en que el complot fue un montaje del Gobierno para dar un golpe definitivo a los dirigentes de Santa Cruz, el más rico de los nueve departamentos del país.

El pasado fin de semana de hecho, la fiscalía presentó cargos formales contra 39 implicados en la conspiración, entre los que figuraban prominentes políticos y empresarios cruceños. El caso estuvo lleno de irregularidades desde el principio.

Según un documento que data el 23 de abril de 2009, el vicepresidente, Álvaro García Linera, aseguró al cuerpo diplomático que los cinco terroristas atacaron con armas de fuego y explosivos a la policía cuando fue a detenerlos.

Sin embargo, las pericias en las habitaciones apuntan a una ejecución extrajudicial.

El circuito de cámaras de vigilancia del hotel había sido desactivado antes de la operación, y los registros de Internet fueron borrados. El informante de la Embajada añade que las armas halladas eran nuevas y habían sido colocadas por la policía, que ni siquiera se había molestado en quitar los precintos.


La embajada norteamericana se mostró preocupada por el caso desde el primer momento, "pasarán muchos meses antes de que se sepa toda la verdad de este caso. Si es que alguna vez llega a saberse", reza uno de los cables escritos el pasado Febrero.




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