Política | 03-05-2011

La Argentina y Chile homenajearon a Juan Pablo II por su mediación en el conflicto del canal de Beagle



El canciller Héctor Timerman y su par chileno, Alfredo Moreno, rindieron ayer un homenaje al flamante beato Juan Pablo II por su mediación "valiente" y "milagrosa" en el conflicto por el trazado del canal de Beagle, por el que ambos países estuvieron a un paso de la guerra en 1978.



"Salvó la vida de miles de personas con su rápida y valiente intervención", aseguró Timerman, mientras el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile destacó que su mediación "fue vista por chilenos y argentinos como milagrosa".

"Las páginas escritas a sangre y fuego suelen recordarse más que aquellas de paz; por eso hoy es importante no olvidar que Juan Pablo II salvó miles de vidas con su rápida y valiente intervención", dijo Timerman en el acto que tuvo lugar en la Casina Pío IV del Vaticano, donde se llevaron a cabo gran parte de aquellas negociaciones.

"Siguieron años de un memorable trabajo diplomático, llevado a cabo por el mediador papal, coronados con el tratado de paz y amistad -firmado en 1984- luego de una consulta con el amanecer democrático argentino que obtuvo un masivo apoyo popular", añadió.

"Por todo esto, Juan Pablo II es el papa de la paz, el héroe de la guerra que no fue. Los argentinos jamás olvidaremos lo que hizo por nosotros", remarcó el canciller argentino.

A su turno, su homólogo chileno, Alfredo Moreno, señaló que "la obra del pontificado del hoy beato Juan Pablo II es gigantesca, pero para chilenos y argentinos su intervención fue vista como milagrosa, porque cuando todo indicaba que se desataría una tormenta, calmó las aguas".

"Luego nos guió con sabiduría, paciencia, prudencia, y esa fuerza interior que nacía de sus profundas convicciones. Conservaremos por siempre nuestra gratitud porque no solo nos ayudó a solucionar por la vía pacífica nuestras diferencias sino que sentó las bases para que la paz se fuera construyendo día a día", indicó.

Moreno subrayó que "el tratado que nos ofreció nos tiene, aún sin darnos cuenta, viviendo a diario, porque sus disposiciones no solo zanjaron los complejos problemas que nos separaban sino que también establecieron los instrumentos para que fortaleciéramos nuestra relación".

"Por esas aguas australes que ayer fueron motivo de serias disputas, hoy navegan buques de ambas naciones en plena armonía", recordó.

Según el ministro chileno, "el Papa triunfó donde muchos fracasan porque las obras inspiradas en el amor y la fe tienen buenos resultados".

Timerman también dijo que Juan Pablo II "fue sin duda una de las personas más destacadas de nuestra era desde el punto de vista religioso y también por el relieve internacional de su liderazgo moral. El fue un actor decisivo en la conformación del mundo que hoy vivimos, y la huella de su obra ha de ser profunda y duradera".

"Su providencial intervención en el año 1978 logró evitar un enfrentamiento e iniciar un proceso de negociación" que "estuvo iluminado por la autoridad moral de su Santidad", apuntó. Asimismo, manifestó que tras el tratado de paz y gracias al trabajo de los sucesivos gobiernos democráticos, Argentina y Chile se encuentran hoy "plenamente insertos en un proceso de integración".

Argentina y Chile aprovecharon la beatificación de Karol Wojtyla para recordar uno de sus logros más destacados al frente de la Iglesia Católica, el haber evitado una guerra entre dos "países hermanos" que en 1978, cuando estaban gobernados por dictaduras militares, se enfrentaron por el trazado del canal de Beagle, que une los océanos Atlántico y Pacífico, al sur del Estrecho de Magallanes.

La mediación del pontífice concluyó con el Tratado de Paz y Amistad firmado por Argentina y Chile el 29 de noviembre de 1984 en el Vaticano, que estableció los puntos limítrofes en las aguas australes.

"Apenas elegido el papa Wojtyla, con gran coraje, ese que lo caracterizaba, casi inaudito y que venía de su fe, decidió, contra la opinión de muchos, aceptar el rol de mediador que ni siquiera el rey Juan Carlos quiso aceptar", recordó el Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias que funciona en la Casina Pío IV.

En ese sentido, el religioso argentino destacó que Juan Pablo II "nos deja como enseñanza, que bienaventurados son los constructores o hacedores de paz porque ellos serán llamados hijos de Dios". Esto, "con Juan Pablo II ha adquirido una nueva dimensión, no solo para un pueblo sino a todos los pueblos en un sentido global", señaló.

En la misma línea, el Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, Monseñor Dominique Mamberti, afirmó que desde el día que Juan Pablo II decidió mediar en el conflicto entre Argentina y Chile "se tomó muy en serio la controvertida situación" ya que estaba convencido de que "el diálogo con otros pueblos es capaz de ahorra a los ciudadanos los sufrimientos y las terribles destrucciones de las guerras".

"Después de 27 años de tratado se puede apreciar como Argentina y Chile han crecido en la cooperación y el diálogo, a través de intercambios sociales, culturales y económicos", consideró.

En la Casina Pío IV, donde funciona la academia a de ciencias pontificias y tuvo lugar el acto de homenaje, existe una Placa Recordatoria del 25 Aniversario de la firma del mencionado tratado, que fue develada por la presidenta argentina y su entonces par chilena, Michelle Bachelet.

Esta tarde, 26 años después de que argentinos y chilenos intercambiaran los instrumentos de ratificación allí mismo frente al papa Juan Pablo II, Timerman y Moreno estrecharon sus manos para reafirmar el compromiso con la paz.

De la ceremonia participaron dos grandes delegaciones de chilenos y argentinos, entre los que estaban el presidente provisional del senado, José Pampuro, el presidente de la Cámara de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, el Presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, el Embajador ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, entre otros.




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