Santiago del Estero | 24-11-2011

Miles de fieles honraron a la Virgen de Sumampa



El santuario de Nuestra Consolación de Sumampa, distante a más de 230 kilómetros de la ciudad Capital se vistió de fiesta ayer, con más de 22 mil fieles que se congregaron para homenajear en su festividad a la patrona de la provincia de Santiago del Estero.



La fiesta se vivió con mucha alegría y devoción de los fieles peregrinos, que se dieron cita en Sumampa. Era incesante la cantidad de personas que buscaban tomar gracia de la Virgen, especialmente jóvenes y personas adultas mayores.

La emoción que embargaba a cada uno de éstos era tal que la mayoría lloraba al ver pasar la imagen de la Señora de Consolación de Sumampa durante la peregrinación.

Durante toda la jornada de ayer, en la Sumampa Viejo, donde se encuentra el santuario, se observaron muchas familias con niños pequeños que se llegaron no sólo para efectuar sus peticiones, sino sus agradecimientos, ya que también es la patrona de la maternidad y de los niños pequeños.

Debido al calor de la jornada, aunque fue menor que años anteriores, los jóvenes servidores de Sumampa y zonas aledañas formaron asistieron a los presentes. “Servimos a nuestra Virgen y a Dios porque creemos en ellos, por sobre todo y además ellos son los que pueden salvarnos ante todos los males que existen de la actualidad”, indicaron los servidores.

No sólo arribaron peregrinos de todos los puntos de Santiago del Estero, sino también de Córdoba, Santa Fe y Catamarca. “Es una fiesta en donde la fe y la devoción está a flor de piel. Es un momento único estar en esta fiesta en donde la paz y la espiritualidad que se vive aquí no se la encuentra en otro lado”, dijo un peregrino que se llegó desde Córdoba.
L
a imagen de Nuestra Señora, sostiene la mayoría de los historiadores, llegó a Sumampa hacia fines de junio del año 1630 y debió ser depositada y venerada en la casa de Antonio Farías Saá; pero tan pronto fue posible, y terminadas las obras de la pequeña capilla o ermita, se llevó allí la imagen, con una ceremonia extraordinaria de fervor y concurrencia. El traslado tuvo lugar en los últimos días del mes de noviembre de ese mismo año de su llegada.

Al acto del traslado no faltaría sin duda el primer cura párroco de la región, don Juan de San Miguel y Arévalo.


Fuente: Nuevo Diario




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