Santiago del Estero | 11-09-2014

Bokalic: "Docentes, no se dejen ganar por la desidia"



El obispo de la diócesis hizo un llamado a los educadores santiagueños para que “anuncien la cultura de la vida”, que “no se negocia” y para que estén cerca de los niños ya que “el abandono y la orfandad son terreno propicio para que aparezcan las adicciones y las manifestaciones de violencia”.



En este día del maestro llego a ustedes para saludarlos y felicitarlos por esta hermosa vocación y gran servicio a la que han sido llamados y convocados. Deseo acompañarlos a través de estas palabras y animarlos en la tarea cotidiana de saber formar las mentes y corazones jóvenes para que vivan en libertad, lejos de toda opción esclavizante que les impida vivir en la cultura del amor y de la vida.

Si bien las escuelas son un lugar geográfico en medio de un barrio, con paredes pizarrones y libros de registros, son también un bien existencial, humano e interpersonal. Y son ustedes queridos maestros y educadores quienes tendrán que desarrollar su capacidad de afecto y entrega para crear estos espacios humanos. Para ello deberán encontrar los caminos, los gestos y acciones que les permitan hacer de las escuelas un espacio de contención afectiva, en un clima de serena alegría y confianza y cuidando no sólo la marcha del conjunto sino también el detalle de cada persona a su cargo.

Muchas veces recibimos en nuestras manos a niños y jóvenes abandonados de cariño, faltos de diálogo, de alegría, de motivaciones y que no saben los que es jugar con papa y mamá o que no reciben esa pregunta desde el corazón ¿Cómo estas, hijo? ¿Cómo te fue hoy? Por ello decimos una vez más: ser docente no es solo una profesión! Es una vocación. Vocación a dar sabiduría, talentos, tiempos, capacidades gastando la vida por nuestros “privilegiados destinatarios”. No es estar “al frente de un aula” es estar cerca de cada niño o adolescente para trasmitirles saber, pero hoy inmensas mayorías de alumnos/as de nuestras escuelas vienen necesitados de cariño, contención y verdadero amor. Porque se educa desde y con el amor. La experiencia cotidiana nos enseña que la falta de cariño, modelos y contención familiar favorece la búsqueda de alternativas que destruyen la dignidad e impiden el sano desarrollo de cada persona. El abandono y la orfandad es terreno propicio para que aparezcan las adicciones, las manifestaciones de violencia y otro tipo de expresiones que intranquilizan aun más a nuestra sociedad.

Pero esto no es cuestión sólo de un grupo determinado, como son los docentes. Es cuestión de todos nosotros. Como decía El Cardenal Jorge Bergoglio, hoy el Papa Francisco. “tenemos que defender la “cría” y a veces este mundo de las tinieblas nos hace olvidar de ese instinto de defender la cría”
Pero hoy estas líneas van dirigidas a ustedes queridos educadores, que trabajan con las futuras generaciones. No se dejen ganar por la desidia, la indiferencia y la desesperanza; no se dejen robar la alegría de enseñar, educar y formar. Vayan y anuncien la cultura de la vida.

Esta cultura que no se negocia. Luchen contra ese cansancio, o ese desánimo que a veces los invade y paraliza. No tengan miedo. La historia humana, la historia de cada uno de nosotros, de nuestras familias, la historia de nuestras escuelas nunca está terminada, siempre puede abrirse a lo nuevo. A lo que parece imposible.

Queridos maestros: que sepamos educar para la vida. Para vivir, para hacer vivir y convivir, porque la vida es fecunda, la vida no mata, la vida hacer crecer despacio como el agua, que cuando sale de sí misma fertiliza la tierra. No renunciemos a esto. Sabemos, no se trata de palabras solamente, se trata de testimonios y esto no es fácil, porque en el testimonio de todos y cada uno de nosotros siempre se lleva una cruz pero una cruz que es fecunda, una cruz que da vida a los demás y enseña a crecer.

En esta bella y exigente tarea, en donde se juega vuestra vida, hay alguien que les acompaña, ilumina, sostiene, inspira, renueva a veces las pocas fuerzas, Alguien que “hace nuevas todas las cosas”: es el Señor Jesus, que es Maestro de Vida y Verdad. Es el que dio su Vida para enseñarnos el camino que lleva a la plenitud, a la felicidad y a la paz. Este Jesús les acompaña y bendice en cada jornada.

Tengan la certeza que cuentan con mis oraciones.
Reciban mi bendición para cada uno de ustedes y sus familias. ¡Feliz Día!

Fuente: El Liberal




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