Locales | 28-03-2015

Los afectados por la crecida del Dulce podrán volver a sus hogares recién en mayo



El retroceso de las aguas desbordadas del río Dulce y los alentadores pronósticos climáticos alimentan la esperanza de cientos de familias afectadas por las inundaciones en el departamento Salavina y sus alrededores.



Sin embargo, la experiencia de los pobladores que ya padecieron antes los caprichos de este importante cauce de agua les dice que muchas familias deberán esperar no menos de dos meses para que regresar a sus hogares, y el resto continuará prácticamente aislado por la intransitabilidad de los caminos que quedarán empantanados por un largo tiempo.

Mientras tanto, el Estado cumple un rol fundamental para estas personas que desde que comenzaron a sufrir el avance de las aguas fueron asistidas a través de distintos organismos que trabajan en conjunto con el municipio de Los Telares.

“Toda la semana estamos asistiendo a familias de los parajes Carreta Paso, Varas Cuchuna, Malota, San Clemente, Noque Paso y Sologo. Lo hacemos en camioneta hasta donde se puede y seguimos en lanchas. Es un enorme esfuerzo conjunto que se realiza gracias a la constante preocupación de la gobernadora Claudia de Zamora y al senador Gerardo Zamora, quienes han dado las instrucciones necesarias para que nada le falte a estas familias en este momento difícil”, expresó el intendente de Los Telares, José Araujo, en un alto durante la cotidiana labor de llevar víveres a las zonas afectadas.

El descenso de los niveles del río en la zona ya son visibles en toda la región, pero las consecuencias de la crecida siguen complicando el trabajo de los equipos de asistencia, integrados por efectivos de Defensa Civil de la provincia y personal municipal de Los Telares.

“Estamos llevando comestibles para las familias que nos llega para toda esta gente que se ha quedado sin medios de vida y que depende de la asistencia que ofrece el Estado”, remarcó Araujo.

En esta parte del departamento Salavina la mayoría sobrevive con la cría de animales, los que también se han visto seriamente afectados porque tuvieron que migrar junto con sus dueños hasta zonas más altas donde no hay suficientes tierras para el pastoreo.

“En esta zona hay más de cuatrocientas familias afectadas, de las cuales no menos del 30% ha tenido que dejar su casa para trasladarse a zonas más altas, donde se han autoevacuado con sus animales. Esa gente va a poder regresar en mayo a su casa, cuando la situación se normalice. El resto va a quedar también complicado porque los caminos están destruidos”, explicó el funcionario.




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