Fernández | 05-02-2018

Ingeniosos comederos fueron colocados en la vía pública



El prototipo ideado por una joven y que fue viral, fue puesto en práctica por proteccionistas anónimos de Fernández.



Hace unos días atrás, el sitio minutouno.com publicó una nota sobre el tuit viral de una joven de Merlo, que mostraba un ingenioso invento para que los perros de la calle tengan agua y comida. En nuestra ciudad, la acción, no pasa desapercibida, la ingeniosa y ejemplificadora idea de los proteccionistas fue tomada por quienes entienden que los animales merecen vivir en un mundo mejor. Acciones que dan cuenta que no todo está perdido y sirven de ejemplo a seguir, en especial para los niños, que al ver estos ingeniosos “expendedores” de alimento, preguntan que son y para qué sirven.

En estos tiempos en que la violencia, en el amplio sentido, ocupa lugares preferenciales en los medios de comunicación; también las historias de buen corazón, merecen ser contadas. En esta oportunidad merece especial enfoque a la acción de quienes, sensibilizados por la situación de los perros callejeros, dispusieron la colocación de comederos en la vía pública de la ciudad “Capital del agro”.

El maltrato animal, que no siempre está ligado a la violencia física; el abandono, la indiferencia y la falta de información, entre otras variables, también atentan contra la integridad de los animales. La ciudad de Fernández no está exenta de este flagelo, pero es digno también destacar que existen quienes velan desinteresadamente por estos seres indefensos; personas anónimas que a diario se preocupan, incurren en gastos veterinarios, de alimentos y destinan su tiempo sin la más mínima cuota de intención de retribución alguna.

PROTOTIPO

El comedero consiste en un tubo de PVC de 100mm, de aproximadamente 70 cm de largo, que se dispone de forma vertical atornillado en los arboles o postes; en su extremo superior lleva una tapa por donde se carga el alimento balanceado y en su parte inferior un codo de unos 45° por donde se alimentan los animales y a medida que consumen, el balanceado desciende de forma gradual evitando derrames en el suelo y que se moje cuando lleve, garantizando así que los callejeros dispongan siempre de alimento en buenas condiciones.




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